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De cultura y otras buenas adicciones.

La visión positivista de la cultura: Primera mitad del siglo XX.

Originalmente la cultura fue entendida y explicada como un conjunto de constricciones, presiones y acondicionamientos externos al ser humano, (las formas de comportamiento y otros aprendizajes durante la socialización del niño) que fijaban o determinaban pautas de conductas como adulto, donde se destacaban las costumbres como el concepto amplio que representaba casi todo lo que el hombre hacía, es decir, la cultura era vista como un determinante del comportamiento. Según esta forma de ver a la cultura, el control social que se ejercía a través de las normas, y éstas servirían como medios de presión y obligación impuestas sobre los hombres para adaptarse a las costumbres y adicciones sin resistir ni darse cuenta; mientras que los mitos y las creencias representaban a estas mismas imposiciones desde la religión, a la que los seres humanos se sometían dócilmente.

La universalidad de estos fenómenos era estudiada comparando culturas de diversas partes del mundo por lo que también algunos antropólogos la llaman la tradición o paradigma comparativo o comparativista de la Antropología sociocultural. Esta forma de entender la cultura era la dominante hasta la década de los cincuentas en los centros de estudios de la Antropología, contribuyendo con un amplio entendimiento de lo que nos une y nos hace comunes como seres humanos, a la vez que proporcionando un gran caudal de información sobre las sociedades pequeñas y medianas del mundo, fundamentalmente comunidades humanas minoritarias.

En la Antropología social la cultura era considerada un fenómeno externo a los seres humanos que la viven—más precisamente, externo a la mente humana—de tal forma que el ser humano aparece más como objeto de la cultura, que como el sujeto que la crea, recrea y vivencia cotidianamente.

LA CULTURA ERA VISTA COMO UN DETERMINANTE DEL COMPORTAMIENTO, PERO NO NACIENDO DEL SER INTERNO DEL INDIVIDUO.

Finalmente esta forma de conceptualizar la cultura resulta en un “molde(o patrón) cultural” muy rígido en el que los seres humanos, una vez que son formados, difícilmente podrían escaparse o cambiar readecuando su cultura a nuevos momentos, situaciones o eventos del diario vivir. Un segundo momento en la búsqueda de una definición que supera a las críticas anteriores está representado por Ward Goodenough, cuando dice que cultura “es lo que uno debe conocer (saber o creer) para comportarse aceptablemente de acuerdo a las normas de los demás”. Lo que traslada la cultura al interior de la mente. Esta definición interpreta a la cultura más bien como la construcción o representación simbólica aprendida por los individuos, durante su periodo de enculturación.

En el tercer momento la cultura es entendida como un proceso (o red, maya o entramado) de significados en un acto de comunicación, objetivos y subjetivos, entre los procesos mentales que crean los significados (la cultura en el interior de la mente) y n medio ambiente o contexto significativo (el ambiente cultural exterior de la mente, que se convierte en significativo para la cultura interior).

Desde este punto de vista es posible comprender CLIFFOD GEERTZ cuando dice que: “El concepto de cultura cree que propugno… es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación en el mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones.

En otras palabras la cultura es la red o trama de sentidos con el que le damos significados a los fenómenos o eventos de la vida cotidiana. Lo importante es comprender a la cultura como producción de sentidos, de manera que también podemos entender a la cultura como el sentido que tienen los fenómenos y eventos de la vida cotidiana para un grupo de humanos determinado.

De manera que finalmente la cultura de cada grupo humano es como su huella digital cultural.

 

Fernando Borgues

@FernandoFBorgues

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