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Cómo vivir el duelo: La negación, el enojo, negociación, depresión reactiva y la aceptación.

El duelo es el acontecimiento que vive una persona ante la pérdida de un ser amado o la relación con algo que se aprecia. Adriana Perfino, Psicoterapéutica y Tanatologa profesional de la Unidad de Duelo de 'Los Angeles' Agencias Funerarias nos explica paso a paso.



Se han observado una serie de patrones generales (no universales) en las reacciones, sentimientos y procesos de curación que transita una persona en el proceso de adaptarse ante el dolor que acompaña al duelo, sin embargo, siempre esta dependerá del contexto e historia de la persona doliente con su perdida.


La primera reacción ante un duelo intenso (muerte de un ser querido) es la evitación, la imposibilidad de asimilar la realidad acompañado de conmoción, aturdimiento o confusión en un primer momento de la noticia, reaccionando con ¡No puede ser verdad!, ¡Tiene que ser un error! y las conductas de las personas que lo viven pueden parecer desorganizadas y distraídas, inclusive puede ser incapaces de realizar actividades rutinarias.


Estas reacciones son normales ante la pérdida y nos muestran la dificultad para asimilar plenamente la noticia, en esta misma etapa se puede externalizar ira y enojo ante lo que creemos que son los responsables de esta perdida. A medida que se adapta gradualmente el impacto de la perdida surge la asimilación, como resultado de la realidad de sentirse desprotegidos por la conmoción, experimentando soledad y tristeza como parte del aprendizaje de la ausencia de nuestro ser querido en los diversos contextos de la vida cotidiana.


Como efecto de esta etapa la persona doliente suele limitar su atención, actividades y relaciones sociales, dedicando más tiempo a que hacer para adaptarse a la perdida.



En este momento suele observarse síntomas de tipo depresivo, tristeza invasiva, llanto impredecible, trastornos del sueño y de apetito, la perdida de motivación, incapacidad de disfrutar y desesperanza respecto al futuro.


Finalmente, la angustia y la tensión características de la fase de asimilación empieza a ceder y entra en un proceso de acomodación, dé aceptar la realidad de la muerte, a medida que surge la pregunta ¿Qué va a ser de mi vida ahora?, justo aquí se va recuperando mayor nivel de autocontrol emocional y de los hábitos, no necesariamente con regularidad ya puede regresar la tristeza.


Y estos pequeños avances van permitiendo la reconstrucción del mundo social, no reemplazando al ser amado, sino ampliando y fortaleciendo su círculo social. No hay un tiempo establecido para vivir nuestro duelo, pueden ser meses, años o incluso décadas y esto constituye una parte normal y habitual de la acomodación a la muerte de alguien que apreciamos, y es importante no interpretarlo como manifestaciones de retrocesos del proceso de duelo.


¿Qué podemos hacer ante la pérdida de un ser amado?


Estas son algunas recomendaciones que puede ser de utilidad:


• Ser pacientes contigo mismo o con las personas que viven el duelo, permitiendo la expresión de las emociones y validándolas, entendiendo que es un proceso natural de adaptación gradual.


• Cuidarte con ganas y sin ganas, eres un ser humano que necesita un cuerpo sano, un hombre donde llorar, actividades que brinden pequeños momentos de alivio y también porque no un distanciamiento.


• Reconocer cuando necesites apoyo de algún grupo o un profesional de la salud, este acontecimiento puede convertirse en sufrimiento intenso que puede llegar a poner en riesgo tu salud o el de personas que tiene bajo su responsabilidad. Aunque la pérdida de un ser querido es un acontecimiento que no puede escogerse, la elaboración del duelo es un proceso activo de afrontamiento lleno de posibilidades. Thomas Attig


 

ADRIANA PERFINO

PSICOTERAPEUTICA - TANATOLOGA

@AdrianaPerfinoE


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